Gaspar A. Herrera Farfán

“En una sociedad que por diversas razones cultiva la duda y el cinismo, el miedo y la impotencia, la madurez y el infantilismo, los jóvenes tienden a asirse a modalidades de gratificaciones primarias y tienen dificultad en madurar, entendiendo por madurez la personalidad que ha completado la organización de las funciones basilares de la vida psíquica, y que por lo tanto, es capaz de diferenciar la propia interior, del mundo externo”. P. Tony Anatrella.

El mundo es de los jóvenes, la juventud es el presente y el futuro del universo, solo los jóvenes tienen la capacidad para hacer todos los cambios y las transformaciones; cuántas veces eso no ha sido el rezo diario en un despertar del monstruo que logre al fin vencer al enorme dragón de las siete cabezas, dejándolo a merced de quienes viven en un mundo virtual enmedio de videojuegos y de la internet, que los convierte en avezados campeones de todos los juegos, olvidando con ello que la vida no es un juego, sino la más cruda realidad en que acá no es resetear y empezar de nuevo, sino aplicar un conocimiento que no se tiene, una experiencia que no se ha adquirido y una sabiduría que dista de acá a la luna, porque el joven en su soberbia aprende a mirar a todos debajo de su hombro, y a imponer las condiciones únicas que aprendieron en casa, en donde su voz era orden y quienes habrían de aprender en lugar de enseñar, eran los padres, que siempre terminaban siendo esclavos de sus hijos.

No aprendieron a ser generosos, y por tal, no tienen por qué serlo, no saben lo que es la humildad porque esa palabra ni en el diccionario han sabido buscar, y por tal, la soberbia es el único factor que los identifica en pleno como alumnos destacados con el lema “pruebo las sensaciones luego estoy calmado”.

Cuanto no se tiene sentido de pertenencia de sus predecesores, entonces cual sería la proyección de su personalidad ante la sociedad. ¡Claro, su superficialidad, sus propias reglas que le han enseñado que así es como tienen que ser las cosas!, ¡Aún sin saber bien porqué las cosas tengan que ser así, eso es lo que han aprendido y ha sido aceptado por sus iguales! ¡El joven para lo que todo es un juego y quien se merece ser siempre el ganador! ¡Cuándo bombardearon las torres gemelas custodiadas por las sólidas piernas de los padres!, ¡Cuándo los huevos pasaron a ser de oro, para impedir que con la dinámica del movimiento, se caminara en la justicia, la verdad y la razón y no en las luces mortales de las marquesinas que queman respeto, dignidad y honor!

Es verdad que no se puede calificar a todo el hormiguero tan solo porque algunas hormigas salieron mordelonas, pero también es verdad que la vida está enfrentando situaciones que ubican a la madurez ante la intransigencia, cual si fuera tan solo para demostrar que los viejitos por su lado y la avasallante juventud presta para cubrir todos los caminos para enterrar a la sabiduría y experimentar con sus ondas macabras y llenas de adrenalina que sin importar el conocimiento y la inteligencia solo juegan al riesgo que las más de veces caminan al fracaso y a la necedad.

Si se lograra aceptar que la armonía y el equilibrio tendría que ser un ensamble perfecto entre experiencia y energía juvenil, muchas cosas se lograrían y se iniciaría el verdadero proceso de enseñanza-Aprendizaje que aportaría fortaleza a la experiencia y conocimiento a la juventud, y con ello la garantía de un verdadero proceso que haga recuperar la confianza social que aterrice en verdaderos logros colectivos que involucre a todos por igual, que rompa la duda de LA JUVENTUD, ESPERANZA O FRACASO.