Por Gaspar A. Herrera Farfán
Cuántas veces algún famoso escritor no pensó para sí mismo que es lo que hacía ahí escribiendo con gran pasión si a nadie le importaba lo que él escribía, y, es más, ¡a nadie le servía!, y más aún cuando solo se mira el pequeño espacio en que se encierran hombre, e ideas y pensamientos, y se reafirma: ¡sólo los locos hacen cosas sin sentido!
Muy bueno resulta el tiempo como el gran médico que da respuestas exactas y precisas, cuando al final conduce de la mano ante el gran espejo interior, al humano que se niega en su grandeza, para hacerle entender que es el único culpable de su obsesivo fracaso, al no tener la firme convicción de su real valor, al depositar en otros lo que pudiera ser su triunfo o su estrepitosa caída; ¡buscar el lucimiento personal por querer quedar bien, es demostrar que no se tiene una personalidad propia, y que tan solo se es un títere esperando ser visto y aplaudido, pero que al final tan solo será un objeto cuya destino será el de estar olvidado en cualquier rincón. ¡Las cosas se hacen por convicción o por vocación!, ¡y porqué no, se hacen con la convicción que implica la responsabilidad y el profesionalismo, y la vocación de servicio, con la humildad de colaboración plena, en esta hermosa convivencia universal, que paulatinamente se ha estado destruyendo por causa de intereses particulares cuyo objetivo tan solo es la conquista material!
¡La convicción es estar convencido de lo que se tiene qué hacer, pero incluye grandemente el que se crea en lo que se hace, y no esperar que a la larga todo ese entusiasmo se convierta en algo tedioso, aburrido o hasta cansado, para quien lo hace, haciendo cambiar con ello la vocación de hacer y dar con amor y satisfacción, lo mejor de uno mismo, que servirá posteriormente como nombre, firma y carta de presentación ante una sociedad cada vez más exigente y que busca salirse del hostigamiento de la explotación sin medida, de conciencia, pensamiento y de razón, que lo empieza a ahogar y exigir rebelión y libertad!; ¡si crees creas, si disfrutas amas y si amas compartes sin egoísmos tiempos, espacios, esfuerzos y resultados!
La historia ha traído como enseñanza que los más grandes genios conocieron el éxito porque nadie los obligaba a hacer las cosas por las que vivían y creían; hay unas líneas de la enorme poesía Desiderata que todo enmarca en tan pocas palabras: “no te compares con nadie, mídete contigo mismo, es la única manera segura de avanzar…” ¡He ahí la tarea!, está tan sencilla que no se le busca puerta de entrada! ¡Ahí está la gran respuesta que no se quiere encontrar! ¡el enorme secreto en todo esto no está en hacer lo que a uno le gusta, sino tener la enorme capacidad de encontrar gusto en todo aquello que se hace, porque en vez de sentirlo pesado, o como una obligación, lo vas a disfrutar! ¿Es acaso difícil ello, o por ser tan difícil se le ignora y se prefiere seguir cada cual en su ladrillo enmedio de una monotonía asesina que acepta el sacrificio como algo natural y anotado en las sagradas escrituras, de la VOCACIÓN Y CONVICCIÓN?