Solo la pandemia es la que se comparte con el pueblo, porque la maldición sigue cayendo sobre la espalda de los mexicanos de todas las formas posibles; cierran iglesias para los peregrinos; eliminan al América; el trabajo del gobierno lo hacen los ciudadanos; chivas tropieza con un león extranjero y para acabarla de amolar surge una premonición que llena de esperanzas por augurar al fin el despertar de los pueblos y de las conciencias.
¡Con el triunfo en la bolsa pierde el cruz azul! O sea, "que del plato a la boca se cae la sopa", lo que es lo mismo que deja en claro el oportunismo político que sigue exhibiendo compadrazgos y amiguismos al decidir en comilonas, reelecciones y candidaturas sin tomar en cuenta al aguantador mexicano que lo mismo soporta vivir sin comida, que comiendo migajas de esas comilonas a las que solo tienen acceso los iluminados, que, ¡hasta suben las fotos en la red para envidia de los que siempre han deseado comer!
No es posible que no se vea la burla multipartidista cuando en las cúpulas se deciden los futuros de puestos federales, municipios y estados, cuando los de abajo se pelean entre ellos mientras los de arriba disfrutan la santa paz que protege sus economías y sus vidas. Funcionarios renunciando a sus cargos y haciendo las caracterizaciones de sus obras teatrales que no los llevarán a ganarse el OSCAR, pero si a seguir pisoteando la dignidad de los pueblos que no reaccionan a esa burla que les impide ver, que son las mismas formas, los mismos nombres, las mismas personas y los mismos resultados. Todo para ellos, nada para las familias, nada para el pueblo. Empiezan las visitas de funcionarios que regresan en el cínico recorrido que les permita darse baños de pueblo, con el riesgo de contagiarse de piojos, o sudor agrio, sinónimo de trabajo ante todas las inclemencias del tiempo, de quienes así procuran el sustento para su familia.
Ahora sí se recorren las calles y se saludan de mano y de beso, y se escuchan los apasionados discursos de quienes siempre han sido beneficiados con laudos, salarios y puestos, y lo peor es que ¡Se les sigue creyendo y se les sigue posicionando aun sabiendo que al llegar de nuevo a sus objetivos, no los volverán a ver, ni recibirán ayuda ni apoyos bajo ninguna circunstancia. ¡El mejor candidato es el pueblo, cuando se decida a demostrar su inmensa grandeza de unión, inteligencia y fuerza!