Gaspar Herrera Farfán

“Son palabras sin sentir…sin nada que decir…de amor; son palabras de rencor…que solo hablan de un gran dolor”. Canción popular hecha verdad a fuerzas.

Mucho se ha dicho que “a palabras vacías oídos sordos”, sin embargo la respuesta inmediata enseguida viene con “a palabras ignoradas odio y riqueza engordadas”. ¡Madre mía de las angustias, acabaron con mis sesos, entendimiento y mi fe! Si casa es mi barrio, mi colonia, es mi ciudad, como demostrar entonces la defensa de ese espacio cuando se ignora su paulatina destrucción al hacer caso omiso a las dentelladas que huestes carnívoras le propinan a todo, sin encontrar la más mínima resistencia que demuestre la fuerza de la unidad, de la palabra, de la gente que pasivamente se deja ultrajar sin sentido.

Operación de compra ante una sangrante necesidad, es la respuesta a todo lo que por herencia toca vivir; “campañas” en que con burlas engañan a la necesidad antes de educarlas y enseñarlas a pensar; burlas ominosas al utilizar a esa noble gente como escaparate de una empatía desconocida cuando las exhibes quitándoles el pan de la boca sin saber de la grandeza que significa el dar de corazón sin esperar palabras de agradecimiento o algún pago por ello.

“Primero los pobres”, en una marcada alusión a la enorme división social al demostrar que esa es una gran verdad: ¡primero los pobres como carne de cañón, como bufones de un Rey investido por la arrogancia y la prepotencia que no permite el uso de la conciencia y de la razón! ¡Primero los pobres para seguir siendo la protección de quienes todo lo tienen y a quienes todo se les da sin importar más que el que sean fieles vasallos al Rey, a la Reyna o a la corte suprema! ¡Una historia en su grandeza pisoteada en una sociedad que ha olvidado por la limosna monetaria que le tiran como “bolo” de bautizo, que “un pueblo en estado de revolución es invencible”! ¡”Que la meta de toda sociedad es la felicidad común”!; pero digan, ¡esto donde lo venden! ¡Dónde se consigue! ¿Acaso en los testículos multicolores de los gigantes dormidos que temen por su propio despertar en el sacrificio de su hombría? ¡Dónde andas Cantinflas con tu enorme frase de “no se trata de acabar con los ricos, sino de ya no haya pobres” ¡Hay arepas peruanas con chocolate italiano!

OSCAR WILDE abre el espacio de reflexión con una gran frase hasta ahora inentendible y mucho menos aplicable; “Ser puritano, mojigato o predicador es malo; ser las tres cosas a la vez es lo peor que solo apunta a los peores excesos que anteceden a una revolución”.

¡Waayyy mamita de las trenzas falsas! ¿Es esto una invitación a bailar con la más fea?; ¿Acaso no se tienen antecedentes suficientes como para poner al pueblo en una democrática rebelión constante que demuestre su existencia, su conocimiento, su sabiduría y su razón? ¡La historia es una increíble cantidad de manotazos por todos lados que solo es escrita por los que agarran la manija cortando los dedos que se pierden en el aire, de quienes lo quieran hacer, continuando con el poder los siempre vencedores ganándole en todo a quienes aún antes de la guerra ya están vencidos!

En medio del engaño, la burla; en medio de la burla ¡el informe! Y en medio del informe el aplauso total de quienes van a estar vigilados por sus verdugos para cortarles la garganta si no continúan con el hermoso cuento de hadas que convierte a un país con todo y pobladores, en una transformación que lo proyecta al universo con su ropa rota, su peinado de estilista callejero, su calzado ensalivado por el perro y su dignidad, ¿su dignidad? (no hay que meterse en broncas), y su grandeza proyectada por “¡EL ENGAÑO…LA BURLA…Y EL INFORME!

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