Cinco días después de que un devastador terremoto de magnitud 7,2 sacudiera el suroeste de Haití, el nivel de destrucción y desesperación es cada vez más evidente, mientras la cifra de muertos ha aumentado a alrededor de 2000.
Después de crisis consecutivas en el asediado país, el terremoto del sábado seguido el lunes por la depresión tropical Grace, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dijo que a medida que el recuento oficial de muertes y destrucción continúa creciendo, los heridos ya superan los 9900.
Y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) dijo que las autoridades de protección civil están instando a una vigilancia extrema por parte de las personas afectadas, ya que la combinación de fuertes lluvias y posibles réplicas del terremoto podrían derribar las paredes y los techos agrietados de las casas dañadas.
UNICEF estima que alrededor de 1,2 millones de personas, incluidos 540.000 niños, se han visto afectados por el terremoto y alrededor de medio millón de menores tienen acceso limitado o nulo a refugio, agua potable, atención médica y nutrición.
A pesar de la violencia criminal y la inseguridad, incluidas las pandillas que controlan la carretera principal de Puerto Príncipe al sur del país, un camión de UNICEF pudo entregar botiquines médicos a tres hospitales en Les Cayes, con suministros suficientes, incluidos guantes, analgésicos, antibióticos y jeringuillas para tratar a 30.000 víctimas del terremoto durante tres meses.
La agencia de la ONU también está distribuyendo lonas para refugios de emergencia; letrinas y duchas; y agua potable.
El Fondo estima que necesitará 15 millones de dólares para responder a las necesidades más urgentes de al menos 385.000 personas, incluidos 167.000 niños menores de cinco años durante un período de ocho semanas.