“Necesitamos esperanza y más. Necesitamos acción”, dijo este martes el Secretario General de la ONU en el discurso inicial del segmento de alto nivel del debate de la Asamblea General de las Naciones Unidas, instando a los líderes mundiales a una colaboración basada en la buena voluntad y la confianza para enderezar el rumbo.

António Guterres alertó de los momentos “sumamente difíciles” y de las divisiones cada vez más profundas que vive el mundo. “Las desigualdades están aumentando. Los retos se están extendiendo”, apuntó.
En un auditorio que acoge nuevamente a jefes de Estado y de Gobierno tras dos años de debate virtual a causa de la pandemia de COVID-19, Guterres pasó revista de las grandes crisis que asolan a la humanidad.
“No nos hagamos ilusiones. Navegamos aguas turbulentas. Se avecina un invierno de descontento a escala mundial. La crisis del costo de la vida está haciendo estragos. La confianza se desmorona. Las desigualdades se disparan. Nuestro planeta está ardiendo”, apuntó.
Estas realidades generan gran sufrimiento en la gente, especialmente en los más vulnerables, que siempre llevan la peor parte.
Un mundo paralizado
“La Carta de las Naciones Unidas y los ideales que representa están en peligro. Tenemos el deber de actuar”, urgió el líder de la Organización.
Sin embargo, lamentó, el mundo está paralizado.
“Estamos estancados en una disfunción global colosal. La comunidad internacional no está preparada ni dispuesta a afrontar los desafíos enormes y dramáticos de nuestra era. Estas crisis amenazan el futuro mismo de la humanidad y el destino de nuestro planeta”, señaló.
Guterres se refirió a las divisiones geopolíticas que socavan al Consejo de Seguridad, el derecho internacional, la confianza en las instituciones democráticas y todas las formas de cooperación internacional. “No podemos seguir así”, puntualizó, aludiendo a la guerra en Ucrania y a la multiplicación de los conflictos en el mundo.
Advirtió sobre la peligrosa dirección que toman las relaciones internacionales: “En un momento dado, parecían encaminarse hacia un mundo del G-2; pero ahora corremos el riesgo de terminar con el G-nada: ni cooperación, ni diálogo, ni solución colectiva de los problemas”.
El titular de la ONU citó la destrucción generalizada y las graves violaciones del derecho internacional que ocurren en el marco de la guerra en Ucrania y calificó de inquietantes los informes sobre las tumbas en Izyum.
No obstante, consideró que existen algunos rayos de esperanza, entre ellos el arraigo del proceso de paz en Colombia