Agencia de la ONU.- El Alto Comisionado de la Agencia de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, informó este lunes en un mensaje en su cuenta de Twitter que “más de 500.000 refugiados han huido ya de Ucrania a los países vecinos”.
Una cifra que complementó la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos al confirmar al menos 376 bajas civiles, entre ellas 94 muertos.
En su último informe sobre la situación en Ucrania y tras cuatro días de enfrentamientos, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios destacó que continúan aumentando el número de víctimas civiles y los daños a las infraestructuras esenciales.
Entre las adversidades a las que se ven sometidas los civiles en Ucrania, la Oficina indicó que durante la noche del 26 de febrero las autoridades municipales alertaron sobre un ataque inminente que obligó a los habitantes de Kiev, la capital del país, a refugiarse rápidamente.
Durante las últimas 24 horas se observaron hostilidades en las localidades de Chernihiv (norte), Kharkiv (noreste), Kherson (sur), Mariupol (sureste), Melitopol (sur), Mykolaiv (sur), Sumy (norte) y Zaporizhzhia (sureste), entre otras zonas del norte, del este y del sur del país.
El sábado cayeron misiles sobre Kharkiv, donde viven 1,4 millones de personas, y se recibieron informes de que las fuerzas rusas patrullan las calles. Las zonas residenciales de la ciudad también fueron atacadas, con al menos una mujer muerta y decenas de personas evacuadas de un edificio residencial de varias plantas. En la ciudad nororiental de Okhtyrka, un intenso bombardeo habría causado la muerte de al menos seis civiles, entre ellos una niña de siete años.
En cuanto a las infraestructuras, un supuesto ataque con misiles alcanzó un depósito de petróleo al sur de la capital, en Vasylkiv, incendiando las instalaciones provocando el temor por los efectos de los humos tóxicos en las comunidades cercanas. En Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, un gasoducto fue atacado.
Las hostilidades en curso siguen interrumpiendo las cadenas de suministro locales y el acceso a los alimentos y otros artículos básicos.
Antes de la incursión rusa del 23 de febrero, la escalada de tensiones en la provincia de Donetsk ya había dañado carreteras y puentes que, posteriormente, limitaron el acceso a los mercados de alimentos en el lado controlado por el Gobierno de la "línea de contacto”, una franja de tierra que separa a las personas afectadas por el conflicto que residen tanto en las zonas controladas por el Gobierno y como en las no controladas por la Administración del este de Ucrania.
Se calcula que unas 400.000 personas ya sufrían inseguridad alimentaria grave y moderada en el este de Ucrania antes del ataque. Se prevé que la inseguridad alimentaria aumente considerablemente, ya que cada vez hay más personas desplazadas, donde el acceso a los alimentos, y posiblemente incluso el suministro, seguirá siendo un reto.
Con información de la ONU